Aquí se acaba. La larga precuela para la novela 'The Red Dragon' de Thomas Harris que Bryan Fuller ideó para dos temporadas y media termina aquí. Un preludio a las obras del escritor y sus adaptaciones cinematográficas que ha girado en torno a la improbable relación entre Will Graham (Hugh Dancy) y Hannibal Lecter (Mads Mikkelsen). Uno que tendría que tener continuidad con las adaptaciones de las distintas historias pero que parece que no será probable. Comentamos el fin de esta etapa a continuación, con ciertos 'spoilers'.
Porque con los distintos guiños a los libros y películas en los que se basa, ha conseguido ser completamente original y contar una historia que el espectador no se esperaba. Una que se puede resumir en esa conversación de sofá entre ambos protagonistas, si, pero que nos ha fascinado con su recorrido más de lo que pudiéramos llegar a imaginar. La única forma de librarse del influjo mental del Dr. Lecter era dejándolo marchar, pero este está dispuesto incluso a renunciar a su libertad por negarle ese último deseo.
Por lo menos hemos tenido esta conclusión a nuestro alcance, el final de la primera gran etapa de la serie que nos ha dejado uno de los recorridos más vibrantes y genuinamente narrados de la televisión. Una pena que NBC, una cadena cuyo producto le quedaba muy grande, haya decidido pasar del que sería el segundo gran acto de la serie. Por suerte Michael Mann ya contó de forma efectiva lo que viene a continuación en 'Manhunter' y Jonathan Demme lo subsiguiente de manera aún más brillante en 'The Silence of the Lambs', aunque tampoco es un consuelo completo.
Ahora nos queda un salto temporal y la introducción de Richard Armitage como The Tooth Fairy, que en seis episodios rezamos para que tenga la suficiente independencia narrativa como para dejarnos un buen sabor de boca cuando nos tengamos que despedir de forma definitiva de la serie. Es probable que jamás olvidemos esta cancelación de la misma forma que aún recordamos la de 'Firefly'. Esperamos no tener que esperar tanto para tener nuevas noticias de la serie.
David Valverde, @CapitanValverde.
Esta primera mitad de la tercera temporada de 'Hannibal' ha sido una amalgama de la novela homónima y de la precuela 'Hannibal Rising'. Una en la que la tormentosa relación entre Hannibal Lecter y Will Graham sustituía a la del primero con Clarice Sterling, personaje del que la serie carecía de los derechos. Una en la que con toda la efectividad posible se ponía conclusión a todo lo que la primera temporada puso en marcha y la segunda sublimó artísticamente.
En estos siete episodios, además de dar una conclusión apropiada a la masacre de la mansión de Baltimore, hemos conocido los orígenes y finales del Dr. Lecter, algo que nos ha servido para entender a la perfección este episodio presente. Hace tiempo que la serie abandonó las sutilezas sobre la fascinación y el entendimiento entre los protagonistas para abrazar el amor como motor de la serie y de las acciones de los personajes. Como un servidor ha leído por ahí: 'Hannibal' es la película porno gay con más clase y más cara de la historia.
El concepto de las series de televisión 'LGBT friendly' se ha extendido como la pólvora en los últimos años, lejos ya de la sorpresa de los espectadores porque Ellen DeGeneres saliese del armario en 'Ellen' o porque el pandillero más duro de 'The Wire' fuese homosexual, pero 'Hannibal' no ha necesitado adherirse a este para convertirse en un icono. El haber escogido la imagen como elemento principal para narrar ha llevado a la situación en la que el espectador se da cuenta progresivamente de qué está viendo y qué le están contando.
Obviamente, el caleidoscopio lésbico protagonizado en el episodio anterior por la Dra. Alana Bloom (Caroline Dhavernas) y Margot Verger (Katharine Isabelle) es incapaz de engañar al espectador en ese sentido. De la misma forma que no se nos escapa la ironía sobre el hecho de que lo que finalmente acaba con ese Mason Verger (Joe Anderson) convertido en Stephen King es un animal fálico que le obstruye la garganta. Como hemos dicho en múltiples ocasiones, esta serie hay que amarla mucho por lo que es y por cómo cuenta las cosas.
Por lo menos hemos tenido esta conclusión a nuestro alcance, el final de la primera gran etapa de la serie que nos ha dejado uno de los recorridos más vibrantes y genuinamente narrados de la televisión. Una pena que NBC, una cadena cuyo producto le quedaba muy grande, haya decidido pasar del que sería el segundo gran acto de la serie. Por suerte Michael Mann ya contó de forma efectiva lo que viene a continuación en 'Manhunter' y Jonathan Demme lo subsiguiente de manera aún más brillante en 'The Silence of the Lambs', aunque tampoco es un consuelo completo.
Ahora nos queda un salto temporal y la introducción de Richard Armitage como The Tooth Fairy, que en seis episodios rezamos para que tenga la suficiente independencia narrativa como para dejarnos un buen sabor de boca cuando nos tengamos que despedir de forma definitiva de la serie. Es probable que jamás olvidemos esta cancelación de la misma forma que aún recordamos la de 'Firefly'. Esperamos no tener que esperar tanto para tener nuevas noticias de la serie.
David Valverde, @CapitanValverde.