Es curioso cuánto puede llegar a depender 'Masters of Sex' de sus personajes secundarios en la actualidad, teniendo una absoluta voracidad por presentar y desarrollar a recurrentes o episódicos dejando a los protagonistas como comparsas de estos. Como si con la primera temporada se hubiesen quedado sin ideas para la historia de Bill Masters (Michael Sheen) y Virginia Johnson (Lizzie Caplan) y para no repetir los errores de la segunda hayan volcado toda su atención al entorno más que a los protagonistas. Comentamos comos y porqués, con ciertos 'spoilers', a continuación.
Pongamos a la propia Virginia Johnson como ejemplo, que hace tiempo que dejó de vivir su propia historia sobre cómo pasó de ser una mera secretaria a una respetada psicóloga en el campo de la medicina por sus propios medios y ahora se dedica a contar la de los hombres de su entorno. Para una serie que tenía como principal motivación contar la historia de mujeres independientes, en una época todavía socialmente sexista, parece haber perdido las ganas de hacerlo.
Ahora es su relación con el nuevo personaje de Josh Charles, con el que mantiene un affair con respecto al affair que ya mantenía con Bill Masters, y la preocupación por su hijo en Vietnam los motores de las tramas de este personaje. Nos encanta Josh Charles y nos parece que está perfecto en esta faceta de seductor, aunque si que pensamos que estar en esta serie como secundario se le queda pequeño, pero si es a costa de otorgar menos relevancia real a Virginia no creemos que se le deba dar tanto protagonismo.
Aunque no es algo exclusivo del personaje de Lizzy Caplan, ya que su compañero co-protagonista Michael Sheen también debe estar apreciando cómo cada vez se cuenta menos la historia de su personaje sino la de aquellos con los que se encuentra en su vida laboral. Al final todo el nuevo estudio con los 'surrogates' ha sido una excusa para presentar a Emily Kinney, que tras haber salido por la puerta de atrás de 'The Walking Dead' anda haciendo un tour por las series de moda.
Quizá el problema sea que, aunque volviendo a ofrecer buenos episodios, la serie está siendo consciente de que la fórmula sobre la que partió se está agotando. Eso la hace querer pivotar a una estructura más coral, con mucha menor dependencia de sus protagonistas, pero no este cambio no está siendo todo lo orgánico que debiera. Véase el caso del personaje de Beau Bridges, que mientras que en ciertos episodios apunta a ser uno de los grandes personajes de la temporada en otros como este solo aparece treinta segundos como para recordar su existencia.
O como que se vuelva a traer al Dr. Langham (Teddy Sears) y se le asocie a Betty (Annaleigh Ashford) y a su novia Helen (Sarah Silverman). Una forma de reunificar el universo de la serie que hasta a los personajes les queda extraña. La propia Betty destaca que incluso cuando habían coincidido en el hospital hace ya varios años habían tenido prácticamente una nula interacción. Ponemos este ejemplo por no mencionar la tensión marital reavivada entre Lester (Kevin Christy) y su reaparecida esposa Jane (Heléne Yorke), que encaja aún menos.
Algo en esta serie necesita cierto trabajo, porque si bien ha recuperado el ritmo de antaño y los episodios ya no son largas piezas de una hora en las que nada sucede, la trama sigue sin estar todo lo bien hilada que nosotros quisiéramos. Y no, este nuevo affair de Libby Masters (Caitlin Fizgerald) con el vecino no es la solución, por mucho que amemos al personaje y creamos que es la verdadera protagonista de todo el asunto.
Necesitamos algo distinto.
David Valverde, @CapitanValverde.