Nadie se tragaba que Joe McMillan (Lee Pace) no tuviese un plan en mente para volver a ser relevante dentro del mundo de la informática. Quizá su prometida Sara Wheeler (Aleksa Palladino) si, vale, pero eso formaba parte de las gran capacidad de convencimiento del propio Joe gracias a sus sobrehumanas habilidades de comercial. Pero lo cierto es que solo estaba esperando su siguiente gran momento, como hemos comprobado en esta recta de episodios de 'Halt and Catch Fire' que comentamos a continuación con algún que otro 'spoiler'.
Aún así todos sabemos que el bueno de McMillan cuando se embarca en una odisea es incapaz de hacerlo individualmente y siempre arrastra con él a todo su entorno. Una de las personas que nunca ha sido capaz de negarle nada, a pesar de las no siempre agradables consecuencias que esto ha tenido para su vida laboral y marital, es Gordon Clarke (Scoot McNairy). La siguiente gran aventura para la intrépida pareja es reconvertir el espacio de almacenamiento de datos de la empresa petrolera del suegro del primero en un servicio a alquilar a terceros interesados.
Como este enredo no puede ser cosa de dos, esta vuelta a las andadas arrastra también consigo a Mutiny, la empresa que Cameron Howe (Mackenzie Davis) y Donna Clark (Kerry Bishé) están sacando adelante a duras penas. Ni con la ayuda experta de John Bosworth (Toby Huss), al que parece estar dejando atrás generacionalmente, parecen ser capaces de llevar al siguiente nivel. La torpeza de Gordon que logra complicar más el funcionamiento de una empresa que no es la suya cada vez que echa una mano tampoco ayuda.
No son capaces de ayudarse mutuamente por una falta clara de comunicación. Ni una es capaz de pedir ayuda cuando la necesita ni otro de ofrecerla hasta donde se requiere. Pero el problema va mucho más allá, ya que Donna está embarazada y es incapaz de decírselo a su marido al igual que este no puede comunicarle las malas noticias médicas que ha recibido. Sin embargo, si que puede decírselo a una chica de discoteca cualquiera que le recuerda a ella, paradójicamente.
Si analizamos la serie desde el inicio de su primera temporada, probablemente encontremos que una temática recurrente dentro de la serie es la incapacidad de los personajes para transmitir a otros lo que quieren o necesitan. Unos manipulan para lograr lo que de otra forma solo necesitan pedir mientras que otros llegan a niveles de frustración peligrosos. Cameron no está ni cerca de acostumbrarse a tener que lidiar consigo misma y su propia ira cada vez que algo no sale como quiere.
Tampoco ha ayudado en ese aspecto que Joe McMillan haya tenido que volver a entrar en su vida. Si, les ha ayudado a obtener espacio de almacenamiento para Mutiny tras la debacle causada por Gordon, pero es incapaz de creerse que lo haya hecho por el mero hecho de ayudarles sino por intenciones ulteriores. Eso no le impedirá sin embargo causar una buena impresión al jefe y suegro de este, Jacob Wheeler (James Cromwell), con el que tiene más en común de lo que pudiera pensar.
Esto nos ha servido para dejarnos claro que Cameron y Joe están muy lejos de haber pasado página la una con respecto al otro y viceversa. El impacto que un mero instante de contacto entre ambos ha tenido para los dos ha tenido demasiadas implicaciones como para considerarlo insignificante. Ya hemos citado los ataques de ira de Cameron, pero Joe no lo ha tenido fácil con una prometida que ahora se aleja de él contra todo pronóstico.
Nuestro hábil lector también sabe de lo que hablamos, ¿verdad?
David Valverde, @CapitanValverde.