Las idas y venidas en el tiempo se acaban en este último episodio de ‘Masters of Sex’. Volvemos a tener una línea de tiempo clara para enseñarnos cómo es ahora la vida de Virginia (Lizzy Caplan) y todos los que la rodean. Si no has visto el capítulo debes hacerlo antes de seguir leyendo, puesto que a partir de aquí hay ‘spoilers’.
Por algún motivo que aún no consigo concretar con seguridad, ‘Masters of Sex’ es extremadamente machista y extremadamente feminista a la vez. Como todas las ficciones que hablan de los comienzos del feminismo, el machismo existente es innegable, a la vez que una y otra vez aplacado por ciertos personajes. Masters (Michael Sheen) es el ejemplo del hombre machista que quiere cambiar, pero al que le cuesta porque además de haber vivido una vida machista, es un tío cabezota. Virginia sufre, como ya vimos en el capítulo pasado, para hacer de sus ideas feministas la realidad de una vida feminista. Libby (Caitlin FitzGerald), en cambio, se abandona a la vida de mujer sumisa y aguanta todo lo que tenga que aguantar. Son los tres perfiles, ya que poco sabemos de Betty (Annaleigh Ashford) desde hace ya bastante tiempo. Aún así, es posible y probable que su perfil fuera similar al de Virginia. En esa época (al igual que en todas) aventurarse a cambiar el mundo de manera radical era un suicidio.
Después del discurso del capítulo pasado sobre cómo las mujeres pueden compaginar su vida laboral con la familiar, en este episodio Bill ha sabido recalibrar de nuevo su carácter para acusar una vez más a Virginia de poner por delante a sus hijos, haciéndola sentir culpable en dos frentes a la vez: con su hija Tessa (Isabelle Fuhrman) y en la oficina.
Lo que ninguno de los dos sabe es que Tessa sufre para convertirse en adulta (como todos los adolescentes hacen) por un camino más complicado de lo habitual, pero que hace poco más que convertirse en cliché: la niña lo está pasando mal para encajar que su madre es experta en sexo, al igual que el resto del instituto en el que estudia y, en vez de intentar ser ella misma, decide adoptar el papel que otros le ponen. Al final por querer encajar se ve metida en una situación en la que no está cómoda y su feminismo la pasa por encima, como tantas veces le ha pasado a su madre. Su escena en el capítulo de hoy nos ha encogido el corazón y nos ha dado escalofríos, todos sabemos que es tan real como la vida misma.
Respecto a Libby, su personaje sigue siendo una tercera rueda en este triciclo y sin ella las cosas no tendrían tanto sentido, pero ¿nos parece haber visto una sonrisa de satisfacción al oír que su vecina ha tenido un ictus? Después de esa ‘season premiere’ en la que quedó más que claro que Libby sería protagonista con temas nuevos y delicados no hacemos más que preguntarnos sobre ella. ¿Qué pasó con su amante? ¿Ha dejado las pastillas para la depresión? ¿Cómo le afectará ahora lo que le ha pasado a su amiga?
Por su lado Virginia y Bill han vuelto a lo suyo en este episodio, dejándonos una escena final que nos llena de una ternura extraña. ¿Está bien sentir ternura por una familia que en realidad no es nada de eso? Al menos no en los papeles, lo de “la familia es la que está en tu corazón” puede aplicarse bien aquí. También es posible que me haya inventado esta expresión o que la haya traducido de alguna lengua, pero da igual, lo importante es que en este contexto tiene sentido, ¿verdad?
La pequeña Lisa en la cama entre Bill y Virginia, como si fuera hija de ambos. Parece una ironía malvada de esas de las que hablaba George (Mather Zickel) en el capítulo anterior, puesto que después de tantos años de ser padres, no habíamos visto ninguna escena tan tierna entre ninguno de los dos protagonista. Fuera con quien fuera, el lado paternal de ambos era uno que aún no habíamos descubierto.
Quizás es cierto eso de que la gente cambia si aprietas los botones correctos. Quizás todo esto es ficción y no deberíamos hacernos demasiadas preguntas al respecto, pero a la porra. Nos gusta vivir en esta realidad alternativa de San Louis en la que un hombre incapaz de relacionarse con otros seres humanos acaba tumbado en una cama abrazando a una mujer y a un niño. Sin que esta sea su mujer ni este su hijo.
A vosotros, ¿qué os parece la temporada que estamos viendo? ¿Veis sentido en lo que está ocurriendo en cuanto a la estructura de la temporada completa? ¿Creéis que llegará un momento en el que Tessa comparta lo que le está pasando con su madre o, al menos, consiga perdonarla?
Espero vuestras opiniones y comentarios más abajo, pongámonos a discutir sobre lo que es feminista y lo que no lo es de esta serie.
Por algún motivo que aún no consigo concretar con seguridad, ‘Masters of Sex’ es extremadamente machista y extremadamente feminista a la vez. Como todas las ficciones que hablan de los comienzos del feminismo, el machismo existente es innegable, a la vez que una y otra vez aplacado por ciertos personajes. Masters (Michael Sheen) es el ejemplo del hombre machista que quiere cambiar, pero al que le cuesta porque además de haber vivido una vida machista, es un tío cabezota. Virginia sufre, como ya vimos en el capítulo pasado, para hacer de sus ideas feministas la realidad de una vida feminista. Libby (Caitlin FitzGerald), en cambio, se abandona a la vida de mujer sumisa y aguanta todo lo que tenga que aguantar. Son los tres perfiles, ya que poco sabemos de Betty (Annaleigh Ashford) desde hace ya bastante tiempo. Aún así, es posible y probable que su perfil fuera similar al de Virginia. En esa época (al igual que en todas) aventurarse a cambiar el mundo de manera radical era un suicidio.
Después del discurso del capítulo pasado sobre cómo las mujeres pueden compaginar su vida laboral con la familiar, en este episodio Bill ha sabido recalibrar de nuevo su carácter para acusar una vez más a Virginia de poner por delante a sus hijos, haciéndola sentir culpable en dos frentes a la vez: con su hija Tessa (Isabelle Fuhrman) y en la oficina.
Lo que ninguno de los dos sabe es que Tessa sufre para convertirse en adulta (como todos los adolescentes hacen) por un camino más complicado de lo habitual, pero que hace poco más que convertirse en cliché: la niña lo está pasando mal para encajar que su madre es experta en sexo, al igual que el resto del instituto en el que estudia y, en vez de intentar ser ella misma, decide adoptar el papel que otros le ponen. Al final por querer encajar se ve metida en una situación en la que no está cómoda y su feminismo la pasa por encima, como tantas veces le ha pasado a su madre. Su escena en el capítulo de hoy nos ha encogido el corazón y nos ha dado escalofríos, todos sabemos que es tan real como la vida misma.
Respecto a Libby, su personaje sigue siendo una tercera rueda en este triciclo y sin ella las cosas no tendrían tanto sentido, pero ¿nos parece haber visto una sonrisa de satisfacción al oír que su vecina ha tenido un ictus? Después de esa ‘season premiere’ en la que quedó más que claro que Libby sería protagonista con temas nuevos y delicados no hacemos más que preguntarnos sobre ella. ¿Qué pasó con su amante? ¿Ha dejado las pastillas para la depresión? ¿Cómo le afectará ahora lo que le ha pasado a su amiga?
Por su lado Virginia y Bill han vuelto a lo suyo en este episodio, dejándonos una escena final que nos llena de una ternura extraña. ¿Está bien sentir ternura por una familia que en realidad no es nada de eso? Al menos no en los papeles, lo de “la familia es la que está en tu corazón” puede aplicarse bien aquí. También es posible que me haya inventado esta expresión o que la haya traducido de alguna lengua, pero da igual, lo importante es que en este contexto tiene sentido, ¿verdad?
La pequeña Lisa en la cama entre Bill y Virginia, como si fuera hija de ambos. Parece una ironía malvada de esas de las que hablaba George (Mather Zickel) en el capítulo anterior, puesto que después de tantos años de ser padres, no habíamos visto ninguna escena tan tierna entre ninguno de los dos protagonista. Fuera con quien fuera, el lado paternal de ambos era uno que aún no habíamos descubierto.
Quizás es cierto eso de que la gente cambia si aprietas los botones correctos. Quizás todo esto es ficción y no deberíamos hacernos demasiadas preguntas al respecto, pero a la porra. Nos gusta vivir en esta realidad alternativa de San Louis en la que un hombre incapaz de relacionarse con otros seres humanos acaba tumbado en una cama abrazando a una mujer y a un niño. Sin que esta sea su mujer ni este su hijo.
A vosotros, ¿qué os parece la temporada que estamos viendo? ¿Veis sentido en lo que está ocurriendo en cuanto a la estructura de la temporada completa? ¿Creéis que llegará un momento en el que Tessa comparta lo que le está pasando con su madre o, al menos, consiga perdonarla?
Espero vuestras opiniones y comentarios más abajo, pongámonos a discutir sobre lo que es feminista y lo que no lo es de esta serie.
Marina Ortiz, @thenmarina