Que la segunda temporada de 'True Detective' no está a la altura de la primera es algo que ya sabemos. Que sus intérpretes están muy por debajo de sus predecesores es algo que cualquier espectador por si mismo puede apreciar. Que hemos perdido el misticismo y la tensión en un mal cambio con una estructura más tradicional y con más lugares comunes ya se ha dicho en las primeras temporadas. ¿Entonces qué sentido tiene que cada crítico o analista de televisión tenga que remarcarlo cada vez que hay un nuevo episodio? Aquí dejaremos que sea el espectador el que juzgue la calidad de la temporada por si mismo, nosotros a continuación realizamos una serie de apuntes con ciertos 'spoilers' del sexto episodio.
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Estamos seguros de que muchos, o al menos bastantes, de nuestros lectores han sido espectadores también de 'Twin Peaks'. La obra de David Lynch podría casi considerarse fundacional en términos de narración televisiva, si no del género detectivesco al que en parte pertenece si a la forma de narrar de forma seriada como ahora mismo la entendemos. Voluntaria o involuntariamente, este sexto episodio de la temporada es el homenaje que Nic Pizzolatto le hace a la serie de ABC que en dos años veremos revivida.
La casa en el bosque refugio de prostitución y drogas, la protagonista femenina drogada en contra de su voluntad, la figura maligna que acosa la psique de su víctima, el tiroteo final de rescate. Quizá no sea la parte más destacada de la serie 'Twin Peaks', pero esta es tan icónica que es imposible pasar por alto la gran similitud en la estructura de ambas. La tan comentada orgía multitudinaria para la que se había contratado a una plétora de actrices porno era esto, un viaje lisérgico del personaje de Rachel McAdams por la decadencia moral de la alta sociedad californiana con aires lynchianos.
Ha carecido de la fuerza del tiroteo en forma de plano secuencia del cuarto episodio de la primera temporada y del misticismo del descenso al infierno sureño de la 'season finale' de esta, pero no ha dejado de ser una pieza televisiva lo suficientemente interesante como para que compense un episodio que de otra forma no hubiese sido de mero trámite. Algo así como ese tiroteo a lo Paul Verhoeven, con el que inintencionadamente comparte una vena humorística, dos episodios atrás.
Si tenemos que destacar un problema de la temporada es la nula atención que está recibiendo la investigación del asesinato en si misma. La corrupción en la baja California debería ser un telón de fondo o un elemento complementario a la revelación del asesino tras las máscaras de animales y no el enemigo etéreo que los protagonistas parecen decididos a batir. La sensación que obtenemos es la de estar viendo a quijotes luchando contra molinos de viento.
No es que los diálogos del episodio ayuden demasiado a disipar esa sensación. Desde un Frank Semyon (Vince Vaughn) teniendo que explicar palabra por palabra el subtexto de la escena, por si el espectador no se entera, hasta un Paul Woodrugh (Taylor Kitsch) que sagazmente es capaz de destacar que unos contratos están llenos de firmas. Entendemos que los diálogos son una parte muy importante de la propuesta narrativa de 'True Detective', por lo que nos parece inexplicable que estos pasasen el corte en las múltiples revisiones de guión.
En el divorcio entre Nic Pizzolatto y Cary Fukunaga a la serie le ha sucedido como al hijo del protagonista, se ha quedado con un padre sobreprotector que por intentar hacerle las cosas más fáciles a este acaba poniendo las cosas más difíciles. Hemos pasado de referencias más o menos veladas a Lovecraft y Chambers a repasar punto por punto aquellos que James Ellroy y Elmore Leonard ya nos ofrecieron de forma extensiva en la segunda mitad del siglo pasado. Quizá esa falta de originalidad que aquí se aprecia se traduzca en esa falta de interés que tanto crítico esgrime como una cimitarra.
Sin embargo, ¿es esto realmente así? ¿Son los episodios sucesiones de escenas sin ningún interés para el espectador? A pesar de todos los fallos o regresiones con respecto a lo ya mostrado el año pasado, lo dudamos seriamente. No deja de ser una serie con una factura técnica muy superior a la media televisiva y con la capacidad para ofrecer la cantidad adecuada de intensidad como para que el espectador tenga cada semana una cita obligada con la serie. El problema de la temporada es que, a falta de dos episodios para su conclusión, ha sido incapaz de desarrollar su propia trama.
Y con esa dejadez, también ha llegado la de los espectadores.
David Valverde, @CapitanValverde.