Hasta ahora poco sabíamos de Caputo (Nick Sandow) más allá de lo que podíamos intuir en base a su forma de comportarse y actuar. Hemos tenido que esperar hasta el episodio número 11 de esta tercera temporada para indagar en su pasado y llegar a empatizar de manera considerable con el personaje.
A partir de aquí habrá ‘spoilers’, así que lee bajo tu responsabilidad si todavía no has visto el capítulo.
Si por algo se está caracterizando esta temporada es por coger las ideas que teníamos en nuestras mentes sobre todos y cada uno de los personajes para darles la vuelta y convertir a los más odiados en los favoritos de la audiencia y viceversa.
En ‘Orange Is The New Black’ no abundan las historias felices, pero eso no quita que ver cómo Caputo era abofeteado por la vida una y otra vez haya sido más fácil de digerir. Sí, hemos conocido pasados más trágicos y turbios, pero en esta ocasión Caputo se ha visto perseguido por la mala suerte desde prácticamente el inicio de sus días y siempre cuando intentaba tomar la decisión correcta y con la que creía que haría las cosas más fáciles al resto. Tiene mucho mérito que siga luchando por lo que cree (aunque sea la forma de dirigir una cárcel) y no se haya dejado corromper por todos esos infortunios a los que se ha visto enfrentado sin haberlo pedido y tampoco merecido.
Es cierto que el plan de Caputo de renunciar a una prometedora carrera con un grupo de música que tú mismo has formado para ayudar a tu novia a criar a la hija de uno de tus amigos como si fuese tuyo no pinta demasiado bien y no parece muy inteligente, sobre todo cuando está claro que la novia en cuestión no parece emocionada con el tema, pero supongo que el pobre hombre no contaba con que la mujer decidiese abandonarle para dejarle por el amigo que está viviendo la vida que el propio Caputo debería haber vivido. Es una injusticia y lo peor de todo es que estas cosas pasan. ¿Por qué, vida? ¿Cuáles son tus criterios?
Después de saber que la afición de este hombre por la música viene de largo y dedicarse a ella es uno de sus sueños frustrados, no quiero verle tocando con su grupo actual porque sé que se me romperá el corazón.
En otro orden de cosas, Litchfield sigue pendiendo de un hilo, los trabajadores no tienen muy claro cómo actuar para conseguir lo que quieren y Caputo y su nuevo “jefe” no logran ponerse de acuerdo. Tanto se les han ido las cosas de las manos que liberan a presas cuando no tienen que liberarlas y ni siquiera se preguntan por qué la supuesta chica que tiene que ser liberada no termina de ser igual que la de la foto de los archivos. La que ha sufrido las consecuencias ha sido Angie (Julie Lake), que ha podido disfrutar de una efímera libertad el tiempo justo para darse cuenta de que no tiene ningún sitio al que ir.
La proximidad del último capítulo de la temporada se hace palpable en el ambiente de Litchfield, porque prácticamente todas las presas están perdiendo el control sobre sus dramas personales. Piper (Taylor Schilling) continúa postulando con todas sus ganas al puesto de personaje más insoportable y prescindible sin demasiada competencia. Tal vez Leanne (Emma Myles), que ha decidido que hacerle bullying a la más débil – léase Soso (Kimiko Glenn) – es la solución perfecta para llenar su vacío existencial.
Alex (Laura Prepon) ha adquirido las luces que se le han ido perdiendo a Piper por el camino y se ha dado cuenta del poco futuro que tiene su relación, ¿apostamos para ver cuánto tarda Piper en intentar recuperarla?
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿No os parece un poco hipócrita la actitud de Norma (Annie Golden) creando un grupo basado en una fe inexistente, exactamente de la misma forma que su marido hizo con ella? ¿Cuánto creéis que le queda a Coates (James McMenamin) en Litchfield? ¿Suplicará clemencia Piper a Alex o decidirá lanzarse a la aventura con Stella (Ruby Rose)? ¿Comentamos?
¡Nos vemos mañana en el recap del penúltimo capítulo de la temporada!
PD: ¿Os ha encantado volver a ver a Rosa (Barbara Rosenblat) tanto como a mí?
Isabel, @isabienzobas